EÄRENDIL
Historia de la pieza
Como alguno de los que me conocéis ya sabéis, llevo mucho tiempo buscando cinco de las primeras lámparas que, en la obra genial de J. R. R. Tolkien, se construyeron para los hombres elfos y los enanos del norte de las montañas y las minas. Las busco, como yo me las imagino, por supuesto.
Un día de invierno en que salí con el señor Knuckles a dar un paseo temprano, en una zona del bosque al descubierto, con la nieve virgen, vi dos pequeños zorros jugueteando. Knuckles se sentó y se puso a mirar muy atento cómo jugaban esos pequeños zorros. Yo me senté en una piedra, muy sigilosamente, para que no se percataron de nuestra presencia y disfruté mirándolos durante un buen rato. En uno de los juegos, comenzaron a trepar por un palo seco. En ese mismo momento me entró un escalofrío; no era por la temperatura y el frío de la nieve, no. Era porque estaba viendo… ¡a Eärendil! Me parecía increíble, pero ahí estaba. Y ahora podéis verla aquí. Espero que os guste.