EL CANDIL DEL DUENDE
Historia de la pieza
Es muy raro que el señor Knuckles juegue con palos. Creo que, en los seis años que tiene, ha jugado con palos cuatro veces, tres de ellas cuando tenía solo tres meses, hasta que, a la cuarta, se dio cuenta de que ir a por el palo y traerlo era una tontería y que parecía que solo me divertía yo.
Hace poco estábamos disfrutando de un descanso a la orilla del río, junto a una zona de sauces y abedules, con una sombra fantástica. Era verano y hacía calor, así que Knuckles buscó la mejor sombra. Me llamó la atención que viniese con un palo en la boca y moviendo el rabo, parecía que quería que jugásemos, así que lo cogí y le dije: «¿Quieres jugar? ¡Qué raro! Muy bien, pues vamos a jugar». Se lo tiré, me miró muy serio, miró hacia el palo, fue andando despacio hacia él, lo cogió, vino otra vez andando hacia mí, lo dejó caer delante de mí, se dio la vuelta y se tumbó dándome la espalda, a tres metros… Yo no entendía nada. Pues vaya un juego, me dije.
Miré el palo y me pareció ve lo mismo que debía haber visto el señor Knuckles: la cara de un personaje. Así que pensé que quedaría bien con un candil que lo iluminase. Y aquí está, espero que os guste.