EL DEDO DE LA ROSA
Historia de la pieza
Una tarde estábamos tumbados en una pradera, con el sol de media tarde en la cara. Los rayos atravesaban varios chopos altos, alguna encina, unos rosales silvestres…
no de los rayos de luz alumbraba un trozo de raíz seca que parecía indicarme con un dedo dónde se había roto. Me acerque, la terminé de separar de la parte viva, y siempre recordaré ese dedo señalando la rosa. Aquí lo tenéis.