El DRAGÓN
Historia de la pieza
Al pequeño Álvaro le encantan los dragones. un día me dijo:
—Abuelo, tienes que hacer un día una lámpara que sea un dragón.
—Muy bien —le contesté—. Un día haré una lámpara que sea un dragón.
Y busqué durante mucho tiempo, hasta que, de repente, un día en un sendero de árboles llenos de musgo, colindantes con un antiguo muro que otrora fue un pequeño huerto, encontré un viejo cerezo.
Este viejo cerezo tenía un saliente entre el primer nudo y la primera rama: era el dragón que tantas veces había buscado. Y ahora aquí está.