El DUENDE
Historia de la pieza
Un día de final del verano, recogía con mi querida esposa los frutos y las hortalizas del huerto para hacer las conservas para el invierno.
Había llovido mucho, y el agua había erosionado la parte de atrás donde estaba el huerto, descubriendo un trozo de madera de un viejo cerezo.
Al fijarme bien en él, me pareció el caperuzón de un duende. Así que lo cogí, ya que esa parte de la raíz estaba seca, y me lo llevé a mi pequeño taller.
Arropado por el bosque, poco a poco, fui descubriendo un gran corazón en el centro, debajo del sombrero. ¡Podía haber sido de un duende de los cuentos!
Ahora es una preciosa lámpara…