HADA
Historia de la pieza
Paseando un día con el señor Knuckles por el bosque, cerca del arroyo donde a él le gusta ir a beber el agua fresca que corre, nos sentamos cerca de unas piedras enormes donde tomaba el sol un gran lagarto verde.
Al lado de una pequeña pradera llena de margaritas, a la derecha, había algunos rosales silvestres y un par de árboles de los que ya solo quedaban algunas ramas secas y algunos trozos por el suelo. Uno de ellos, al que le daba el sol, tenía un color rojizo extraordinario. Revoloteaban a su alrededor varios insectos con las alas muy transparentes y muy largas, un cuerpo pequeño y estilizado y dos antenas muy oscuras, con una franja negra y otra azul turquesa en la cabeza. Parecían auténticas hadas del bosque. Una de ellas se quedó mucho tiempo en ese trocito de madera, hasta que al final se fue. Cuando ya nos íbamos a ir, sin darme cuenta, di con el pie a ese pequeño trozo de madera; lo cogí y pensé que posiblemente había sido la casa de algunos de esos insectos, así que haremos que brille con el nombre de Hada.