CORAZÓN DE MADERA
Historia de la pieza
Visitábamos la comarca de la Alcarria. Habíamos comprado miel y queso y nos habíamos adentrado en una zona boscosa, muy bonita, con fresnos, algún castaño, olmos, algunos sauces llorones, chopos blancos, espinos albar, muchos rosales silvestres muchas plantas olorosas y medicinales: melisa, romero, hipérico o hierba de San Juan…
A la orilla del sendero, de un amarillo brillante, manzanos y cerezos asilvestrados. Nos sentamos en un tocón; era de olmo ya muy anciano, que la climatología había terminado por tirar abajo. Era precioso y dejaba ver su longevidad a través de sus anillos, tatuados con el paso del tiempo.
Pensé que estaría bien —con permiso del bosque y después de pedírselo y darle las gracias— cortar una rodaja y que siguiese luciendo en algún lugar. Lo único que llevaba en la caravana era un par de sierras, una de ellas lo suficientemente larga para abarcar el diámetro del tocón. Sabía que me iba a costar mucho tiempo y esfuerzo, pero iba a merecer la pena. Espero que estéis de acuerdo y que os guste